¿Cómo se contagia? La enfermedad puede presentarse en cualquier edad, pero es mucho más
El virus es muy contagioso. Éste se excreta a partir de los 7 días posinfección durante el periodo agudo de la enfermedad con las secreciones respiratorias y conjuntivales, la orina y las heces; el perro sano se contagia a través de la respiración cuando olisquea a otros perros o zonas contaminadas, o también por el aparato digestivo, comiendo o chupando elementos contaminados. El período de incubación es de 6-9 días, a veces, hasta 4 semanas y la enfermedad puede presentarse de distintas formas:
– forma inaparente: con presencia o no de signos respiratorios y/o digestivos. En algunos casos incluso al de 2-3 semanas de no tener ningún síntoma, puede presentar signos nerviosos, aunque también a la vez con otros signos (encefalitis aguda). Entre el 25 y el 75% de los perros susceptibles presentan enfermedad subclínica, y eliminan el virus sin mostrar signos de enfermedad.
– forma nerviosa: en la encefalitis aguda los signos neurológicos más frecuentes suelen ser depresión, postración, mayor producción de saliva (ptialismo), rigidez cervical e incluso episodios convulsivos. En las evoluciones subagudas y crónicas en las que no hay signos respiratorios ni digestivos, los signos nerviosos más frecuentes son: falta de coordinación (ataxia), pérdida de fuerza a la hora de moverse (paresia), parálisis, temblores, tortícolis
– forma grave o sistémica: tiene un curso de 2-4 semanas. Los primeros signos clínicos son generales: inapetencia, inactividad, aumento de la temperatura, anorexia, vómitos, dolor abdominal, darrea con heces acuosas y olor fétido a veces con sangre y moco. La fiebre inicial remite y el animal parece volver a la normalidad; pero luego vuelve y suele acompañarse con conjuntivitis con molestia si está expuesto a la luz, rinitis con goteo de la nariz y tos seca que suele pasar a húmeda y productiva.
La mortalidad está relacionada con la edad de presentación de la enfermedad. La forma sistémica suele tener una mortalidad del 50% en cachorros y hasta el 100% en aquellos que no están protegidos por los anticuerpos del calostro de la madre.
¿Cómo se diagnostica?
– Debe considerarse la edad (importante cachorros de 1-6 meses), si él y su madre estaban vacunados y si tomó el calostro (primera leche de su madre con la que adquiere inmunidad con los anticuerpos).
– apoyándonos con el tipo de cuadro clínico .
– con el diagnóstico etiológico:
. directo: detectamos el antígeno (para entenderlo
. indirecto: detectamos anticuerpos generados por el organismo del perro que luchan contra ese antígeno. Un ejemplo es la detección de IgMs en perros no vacunados así como la identificación de anticuerpos en el líquido cefalorraquídeo en la forma nerviosa.
Los perros que se recuperan de la enfermedad eliminan virus durante 60-90 días tras la infección. El virus se mantiene en ambientes fríos (puede resistir semanas), pero es susceptible al calor y la desecación. Podemos luchar contra él con desinfectantes de uso común como soluciones con éter, cloroformo, fenol o amonio cuaternario.
¿Hay tratamiento? No existe una terapia antivírica específica contra el moquillo. Solo podemos recurrir a un tratamiento sintomático. Cuando se sospecha de moquillo, siempre hay que dejarle claro al propietario, y éste debe entender, que el tratamiento es muy complicado, y que cuando existen signos nerviosos es poco exitoso. Incluso si superase la enfermedad, suele quedar lesiones nerviosas. Si los signos neurológicos son progresivos se aconseja la eutanasia. Y en el caso de que no los presente, debemos avisar al propietario de su posible presentación y gravedad.
Las medidas higiénico-sanitarias tienen gran importancia, al igual que en todas las infecciones víricas.
– debemos tenerles en un ambiente cálido y bien ventilado.
– administrar antibióticos de amplio espectro para controlar las infecciones bacterianas secundarias.
– rehidratar con soluciones isotónicas intravenosas o subcutáneas.
– tratar que acepte alimentos con un gran aporte energético ricos en proteínas y vitaminas necesarios debido al aumento del metabolismo de animal a causa de la fiebre.
– antipiréticos.
– anticonvulsivos si fuese necesario: fenobarbital a dosis 2-5 mg/kg/12h
La inmunidad que desarrollan muchos perros puede prolongarse 2-3 años, pero los perros no revacunados pueden perder dicha inmunidad y ser infectados en periodos de estrés o inmunosupresión. Los cachorros de entre 3 y 6 meses de edad son los que están más predispuestos a la infección, ya que esta edad coincide con el descenso de la inmunidad maternal. Tanto a nivel sistémico como neurológico, los perros pueden ser susceptibles a cualquier edad. La infección por el virus del moquillo canino se da con mayor facilidad en perreras y en perros que mantienen contacto con animales salvajes, por eso de la importancia de un buen protocolo de vacunación.
El articulo es de gran interés y es bastante completo. Ha sido de gran utilidad para nuestra familia que hemos buscado información para ayudar en la mejor forma a un cachorrito que se nos enfermó.
Nos alegra que te haya servido de ayuda y sentimos oir lo de tu mascota. Por eso de la importacia de tener una buena pauta de vacunación e importante saber el origen del cachorro.
Buenas tardes tengo un cachorro husky con distemper ya desde hace 1 mes y hace una semana ya que no puede controlar sus patas traseras que podría darle 😔😔