Leucemia Felina (VLF)
¿Qué es la leucemia felina?
La leucemia felina es una enfermedad infecciosa y contagiosa, producida por un Retrovirus. Es una enfermedad progresiva, crónica, con pérdida de peso. Su distribución es mundial y es específica del gato. En aquellos que viven en colonias, son positivos al virus entre el 5-10% del total.
Existen gatos persistentemente infectados (PI) que son los principales transmisores del virus y los que padecen la enfermedad; excretan el virus constantemente y durante toda su vida, sobre todo con la saliva (las concentraciones son muy bajas en heces, orina y secreciones respiratorias y sangre aunque también se puede contagiar).
La transmisión de la leucemia de un animal a otro es vertical (de madre a hijo en la placenta y al mamar la leche), y horizontal directa (acicalamiento, luchas, juegos…) e indirecta vía digestiva por alimentos y bebida contaminada con la saliva u otras secreciones de los PI.
Leucemia felina en gatas gestantes
Las madres gestantes infectadas siempre transmiten la enfermedad al feto, provocando su muerte en el 80% de los casos. Un 20 % de los descendientes sobrevive pero portará la infección (será un PI). Para que un PI infecte a otro gato, se necesita una cohabitación estrecha y prolongada entre ambos puesto que es un virus que no vive demasiado tiempo en el ambiente (unos 2 días aprox.).
La receptividad a padecer la enfermedad y quedar PI es máxima hasta las 8 semanas de vida si el gato no tiene anticuerpos maternos o no está vacunado (el 100% de los gatitos sin anticuerpos que sean infectados padecerán la infección persistente). El período de incubación es siempre largo y varía entre los 3 meses y los 3 años, luego puede pasar mucho tiempo entre que se infecta y que aparecen los signos.
Signos clínicos de la Leucemia felina
Los signos clínicos asociados a la VLF son muy variables y puede afectar a cualquier órgano. Puede clasificarse en tumores, inmunosupresión, síndromes de supresión de la médula ósea, enfermedades inmuno-mediadas y otros síndromes como alteraciones reproductivas, síndrome del debilitamiento del gatito (alteraciones de la marcha, cojeras, dolor, fiebre, depresión) y neuropatías. Cuando un gato se infecta se produce un ligero aumento de temperatura y linfadenopatía que puede ir acompañada de alteraciónes hematológicas (anemia, leucopenia y trombocitopenia). En la mayoría de los casos puede pasar clínicamente desapercibida.
- Inmunosupresión: aumenta la receptividad a padecer otras enfermedades e infecciones secundarias generalmente de carácter crónico. Podemos ver úlceras en la boca (estomatitis) que pueden provocar anorexia en el gato porque deje de comer, rinitis, abscesos, dermatofitosis («tiñas»), PIF…
- Síndromes de supresión de la médula ósea: la médula ósea es un tipo de tejido esponjoso que se encuentra en los huesos largos, vértebras, costillas, cadera, esternón o huesos del cráneo. Contiene unas células inmaduras que origina todas las células de la sangre (glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas). Si la médula ósea está suprimida, significa que la producción de esas células está disminuída o abolida; se produce anemia, neutropenia, trombocitopenia…
- Enfermedades inmunomediadas: glomerulonefritis (enf.renal), uveitis (inflamación de la úvea del ojo), poliartritis y anemia hemolítica autoinmune.
- Alteraciones reeproductivas: aborto, infertilidad, mortalidad embrionaria.
Sin embargo, en el 20% de los casos, se puede manifestar en forma de tumores malignos o linfosarcomas. El término linfosarcoma implica la proliferación maligna de células blancas en órganos linfoides, por tanto el gato no es capaz de luchar contra las enfermedades ni las infecciones. Las formas clínicas varían según la localización del tumor:
- mediastínica: la más frecuente. Principalmente se da en gatos jóvenes (3 años). La presencia de tumores en los órganos linfoides en el interior del mediastino producen compresión sobre el esófago y la tráquea, por tanto el gato puede tener dificultad al tragar (disfagia) y al respirar (disnea). Presenta tos, disnea…
- linfoma alimentario: poco frecuente. Se da en gatos mayores (8 años). Los signos clínicos específicos son poco específicos como vómitos, pérdida de peso, enteritis, estreñimiento, insuficiencia renal…
- forma tímica: común en gatitos; hay depresión, retraso del crecimineto, debilidad, aumento de la susceptibilidad a infecciones bacterianas.
- forma miscelánea: son linfomas no clasificados. Tumores en médula ósea, riñón, piel, cavidad nasal, ojo (uveítis anterior, retinopatías), hígado, sistema nerviosos…..Podemos ver signos como incontinencia urinaria, mielopatías, anisocoria, midriasis persistenete y neuropatías periféricas.
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