¿Tu Bóxer se desmaya habitualmente?
¿Tu Bóxer se fatiga rápidamente cuando le sacas a paseo? ¿Intentas jugar con él a la pelota y de repente se desamaya? Posiblemente tenga una patología en el corazón. Una de las más frecuentes en esta raza es la «Cardiomiopatía Arritmogénica del Bóxer» (ARVC).
La Cardiomiopatía Arritmogénica del Bóxer es una enfermedad hereditaria genética de transmisión autosómica dominante, que afecta principalmente al ventrículo derecho, se manifiesta en edad adulta y cuyo diagnóstico se realiza a partir de la combinación de varios factores como presencia de síncopes, arritmias ventriculares derechas o antecedentes familiares.
¿Qué le pasa al corazón?
Es un proceso degenerativo del miocardio que predispone a la aparición de arritmias, muerte súbita, fallo congestivo derecho, etc.
Se produce una infiltración fibroadiposa y una atrofia de los miocitos (hay una sustitución progresiva del tejido miocárdico del ventrículo derecho por tejido adiposo o fibroadiposo).
¿Enfermedad de perro joven o mayor?
La aparición de la enfermedad suele darse entre los 6-8 años. En el 50% de los casos de los Bóxer que sufren esta patología, se identifica como causa de la misma una mutación. Las mutaciones suceden predominantemente en 5 genes y las más importante afectan a los desmosomas que son los responsables de la unión entre las células miocárdicas.
Dependiendo de la gravedad del cuadro clínico podemos tener 3 tipos de pacientes:
- Perros asintomáticos con arritmias ventriculares ocasionales.
- Perros con taquiarritmias, síncopes e intolerancia al ejercicio.
- Perros con disfunción sistólica miocárdica, insuficiencia cardiaca congestiva y evidencia de dilatación ventricular izquierda; esta tercera categoría presenta una incidencia mucho menor respecto a las anteriores.
Sin embargo, la progresión de la enfermedad no sigue un proceso continuo sino que se alternan periodos de estabilidad con periodos donde aparecen arritmias de forma más recurrente
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se realiza a partir de la combinación de varios factores como los antecedentes familiares, la presencia de síncopes o intolerancia al ejercicio, la detección de extrasístoles ventriculares o taquicardia ventricular principalmente de morfología derecha, y sobre todo a partir del estudio anatomopatológico del miocardio.
El motivo principal de visita son los episodios sincopales. El examen físico suele ser normal aunque en ocasiones el primer signo clínico es la muerte súbita del animal. Se pueden auscultar arritmias, y en los pacientes con fallo sistólico pueden detectarse soplos de regurgitación mitral y tricúspide, edema pulmonar, taquipnea, crepitaciones pulmonares, ascitis y pulso yugular positivo.
Las radiografías y el estudio ecocardiográfico suelen ser normales ya que básicamente se trata de un problema eléctrico del corazón: las radiografías suelen ser normales, excepto si existe fallo sistólico con insuficiencia cardiaca congestiva. Normalmente no se aprecian alteraciones estructurales o hemodinámicamente significativas en la ecocardiografía, aunque en algunos casos, se puede detectar dilatación y cierto grado de disfunción ventricular derecha.
En el electrocardiograma suelen aparecer complejos ventriculares prematuros (CVP) derechos en las derivaciones I, II y III. El inconveniente es que estas arritmias suelen aparecer de forma intermitente a lo largo del día, y es por eso que se recurre al Holter (monitorización electrocardiográfica prolongada).
En cuanto a la utilización de marcadores de daño miocárdico se ha visto que existen niveles elevados de troponina cardiaca I (cTnI) sérica en boxers con ARVC.
Recientemente se han desarrollado test genéticos de diagnóstico que son capaces de identificar alteraciones genéticas asociadas a la patología. Respecto a estos análisis genéticos:
- La mayor parte de los animales afectados muestran la mutación
- Sin embargo no todos la muestran ni todos los que la tienen desarrollan la enfermedad
- Es útil para criadores y para pronosticar gravedad.
¿Qué es el registro «Holter»?
Como hemos dicho antes, las arritmias que sufren los Bóxer con esta enfermedad, son intermitentes y el veterinario puede no oirlas cuando le ausculta ni tan siquiera verlas al hacerles el electrocardiograma. Pero el registro Holter, permite periodos de evaluación mucho más largos y en un entorno habitual para el paciente, sin el estrés que puede padecer cuando acuden a la consulta.
Digamos que es hacerles un electrocardiograma pero alargado en el tiempo, y sin el gasto de papel que conlleva, ya que la actividad del corazón queda registrada en una memoria que posteriormente se descarga en el ordenador. Se recomienda llevar un «diario del perro» para facilitar su posterior estudio; por ejemplo: a las 14:00h hemos salido al estudio y ha corrido por el campo, a las 15:00h estaba dormido hasta las 16:00h…. cada propietario tendrá menor o mayor posibilidad de rellenarlo.
Los cardiólogos americanos recomiendan empezar las pruebas de screening (Holter) a partir de los 3 años y reevaluar cada año.
Un estudio Holter normal en un perro mayor de 4 años no descarta la aparición de la enfermedad.
Se han descrito diferentes sistemas de gradación en cuanto a la gravedad de la enfermedad en función del recuento de CVP
¿Y qué tratamiento ponemos?
La mayoría de perros afectados no desarrollan disfunción sistólica ni fallo cardiaco por lo que el tratamiento consiste básicamente en utilizar antiarrítmicos ventriculares. Las pautas terapéuticas más efectivas para disminuir los CVP, la gravedad de la arritmia y la frecuencia cardiaca son:
- sotalol (1,5-3,5 mg/kg/12 h)
- o bien mexiletina (5-8 mg/kg/8 h) + atenolol (0,3-0,6 mg/kg/12 h).
El objetivo del tratamiento consiste en controlar la frecuencia de aparición de arritmias malignas y prevenir el riesgo de muerte súbita.
Tras 2-3 semanas de tratamiento se debe realizar un segundo Holter para valorar la eficacia del fármaco y descartar un efecto proarrítmico del mismo. Se considera que la medicación está ejerciendo un efecto terapéutico si se observa una reducción del 85 % como mínimo en el número de CVP.
Ningún tratamiento probado es capaz de reducir la incidencia de síncopes ni el riesgo de muerte súbita.
En caso de tratarse de un paciente de categoría 3 también sería aconsejable administrar pimobendan (0,4-0,6 mg/kg/12h) con el fin de mejorar la función sistólica e intentar controlar la remodelación cardiaca.
¿Cuál es la supervivencia del Bóxer con esta enfermedad?
Es un proceso degenerativo, por tanto no hay cura. La supervivencia es mayor cuanto más joven sea el perro en el momento del diagnóstico y sin síncopes. Hablamos de supervivencias media de entre 1 y 2 años.
Deja una respuesta